Lo Peligroso que Puede Resultar esa Pizca Extra de Sal o Azúcar

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El sodio en grandes cantidades ocasiona sobrepeso y padecimientos cardíacos; altas dosis de glucosa generan daños en riñón, corazón y páncreas.

A estas alturas de la ciencia hay que cuidarse de todo. Vea si no.

La sal y el azúcar son necesarios para el buen funcionamiento del organismo. La primera es útil en el mantenimiento de la presión de la sangre y de los fluidos extracelulares; la segunda proporciona la energía que el organismo necesita para trabajar adecuadamente.

Sin embargo, ingerirlos en exceso puede estar ligado al desarrollo de enfermedades crónicas y traer complicaciones al corazón, los riñones y la microcirculación, advierten especialistas.

Lo recomendable es consumir cinco gramos de sal al día, incluyendo la que ya contienen los alimentos; sin embargo, algunas personas llegan a comer hasta 11 gramos al día, más del doble de lo permitido. En cuanto al azúcar, la porción ideal depende de la condición y estado de salud de cada persona, aunque es común que la población se exceda en su ingesta.

Se ha incrementado el número de pacientes que presentan enfermedades degenerativas como hipertensión y diabetes, padecimientos que además se registran a edades cada vez más tempranas.

El excesivo consumo de sal provoca retención de líquidos e incremento de peso, lo que obliga al hígado, riñones y corazón a trabajar por encima de sus niveles normales, lo que afecta el sistema cardiovascular.

Para evitar los problemas que acarrea el consumo excesivo de sal es preciso dejar de lado los productos procesados, especialmente los quesos, la repostería y las carnes frías, así como la comida rápida. A su vez, utilizar sustitutos, como sal marina no tratada y consumirla en menor proporción de manera paulatina.

En cuanto al azúcar, ingerir grandes cantidades de forma prolongada, da como resultado altos niveles de glucemias, condición que al mantenerse por mucho tiempo, puede causar daños en riñón, corazón y ojos, entre otros órganos.

Su presencia excesiva en la sangre resulta ser la principal causa de la hipertrigliceridemia, que se refiere a la alteración de las grasas o lípidos del organismo y aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.

PONERLE SAL A NUESTRA VIDA

Mucho se ha mencionado actualmente si el consumo de sal es malo o si no lo es. De hecho, se ha satanizado este producto, al grado que en muchos de los más prestigiados restaurantes y cafeterías se le ha retirado de las mesas.

Pero, ¿es o no buena la sal?

La sal es crucial

  • Ayuda en la producción de bilis.
  • Aumenta los movimientos peristálticos del intestino, contribuyendo a una buena digestión.
  • Alcaliniza la sangre, aspecto éste muy importante para mantener la buena salud, ya que la mayoría de los alimentos usados con más frecuencia en nuestra sociedad tienden a acidificarla.
  • El sodio ayuda a la conducción de los impulsos nerviosos y también favorece la contracción muscular.
  • Vuelve los alimentos más nutritivos y potencia su sabor, dando a la vez energía y vitalidad.
  • Estimula la función renal y su uso adecuado promueve la absorción del calcio y la utilización de los nutrientes en general.
  • La sal es considerada como un alimento purificador y, como tal, ayuda al organismo a eliminar toxinas.

La sal en exceso

  • Aumenta la presión arterial, ya que la sal tiene tendencia a atraer los líquidos, principalmente cuando se comen grandes cantidades de productos animales.
  • Es condicionante de insuficiencia renal, osteoporosis y cáncer de estómago.
  • Excesiva delgadez.
  • Aspecto hinchado cuando en algunas personas produce retención de líquidos.

Por principio de cuentas, es preciso establecer que la sal es un nutriente esencial, sin el cual los seres humanos no podrían vivir.

Un metabolismo adecuado, el transporte de nutrientes a través del cuerpo o la eliminación de sustancias se realizan a través de los fluidos de agua y sal.

El cuerpo no es capaz de fabricar sal, por lo que es preciso utilizar los alimentos para la necesaria ingestión de este nutriente, fundamental para el buen funcionamiento del organismo.

El debate entre la sal y la salud se centra básicamente en si su consumo es o no causa de hipertensión.

Sin embargo, hasta ahora no hay suficiente evidencia científica de que ambas tengan una correlación directa, como causa y efecto, ya que, aunque reducir los aportes de sal hace bajar la presión arterial en la mayoría de los hipertensos, no hay consenso científico en cuanto al impacto en las cifras de mortalidad cardiovascular, de acuerdo con el Instituto de la Sal.

Lo que parece ser cierto es que la sal, como casi cualquier otro producto esencial y no esencial, es nociva si su consumo es excesivo.

Algunas instituciones, como la Fundación Española del Corazón, han advertido incluso que consumir sal en exceso es la causa de numerosos problemas de salud, no sólo relacionados con las enfermedades cardiovasculares, sino también con insuficiencia renal, osteoporosis y cáncer de estómago.

De hecho, establece que reduciendo a la mitad el consumo de diario se lograría beneficios en la salud, comparables a los que se obtienen al dejar de fumar.

Hace más de una década, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó en 6 gramos el consumo máximo diario de sal, cifra muy por debajo de la que se ingiere en el mundo, cuya media oscila entre 10 y 12 gramos. Y el 80% de su ingesta proviene de productos envasados y precocinados, como papas fritas, pan refinado, quesos, conservas y en la llamada “comida rápida”.

Los problemas de salud ocasionados por el consumo de sal, pues, obedecen a que la mayoría de las personas utiliza cantidades en exceso.

En conclusión, la sal debe usarse con moderación, considerando que cada persona tiene necesidades diferentes.

Además, en forma general la sal debe tomarse disuelta y a través de los alimentos.

También es preferible utilizar sal marina sin refinar, ya que es un producto natural, y su gran contenido en minerales y oligoelementos contribuye al buen funcionamiento del organismo. (iM-rrc)

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